Los túbulos renales

Aunque en su función y morfología ellos presentan algunas diferencias, se ha preferido agrupar al túbulo contorneado proximal, al asa de Henle y al túbulo contorneado distal con el nombre común de túbulos renales dada la continuidad del lumen de estas estructuras, iniciadas en la cápsula de Bowman.

El túbulo proximal

Se origina en la cápsula y concluye en la sección descendente delgada del asa de Henle. Luego de un semigiro, todavía en la región de la corteza renal, el túbulo proximal continúa con pocas sinuosidades hacia la médula del riñón. Las células epiteliales, que integran la pared de este túbulo en la superficie que da al lumen, están cubiertas por vellosidades que aumentan el área de reabsorción.

El Asa de Henle

Presenta dos subestructuras que determinan su forma de horquilla; una parte delgada descendente y otra más gruesa, ascendente que corre paralela a la rama descendente y que culmina en el inicio del túbulo distal. La longitud del asa de Henle es variable, dependiendo del tipo de nefrón al que pertenecen. Los nefrones corticales, es decir aquellos que se ubican casi exclusivamente en la corteza del riñón y penetran muy poco en la médula, poseen asas de Henle cortas, no así los nefrones yuxtamedulares, que se internan profundamente en la médula renal. Las células epiteliales del asa son planas y delgadas.

Túbulo distal

Continúa después del Asa de Henle, tiene una longitud aproximada de 5 mm, con células epiteliales de escasas microvellosidades, culminando en los túbulos colectores, que son ductos encargados de llevar la orina final hasta la pelvis renal y de ahí hacia los conductos excretores mayores. Estos tubos, que tienen la longitud de 20 mm aproximadamente, pueden todavía rescatar agua hacia los capilares que los rodean.