Tipos de vacunas

Según la naturaleza del antígeno utilizado en su formulación existen distintos tipos de vacunas. Algunas de ellas son las siguientes:

Vacunas vivas atenuadas. Se fabrican con microorganismos debilitados. Por ejemplo la vacuna para la poliomielitis, la parotiditis y el sarampión.

Vacunas con microorganismos muertos. Se producen a partir de microorganismos muertos, enteros y no patogénicos, pero que conservan los antígenos para estimular el sistema inmune. Existen vacunas de este tipo contra el tifus y la influenza y también la poliomielitis.

Toxinas inactivadas. Se generan a partir de las toxinas que le confieren patogenicidad a ciertas bacterias. Por ejemplo, la vacuna antitetánica y la vacuna antidiftérica.

Vacunas biotecnológicas. Se trata de modificar genéticamente microorganismos infecciosos eliminando los genes de patogenicidad. De esta forma, el microorganismo genera inmunidad, pero no enfermedad. Asimismo, puede insertarse un gen a un microorganismo inofensivo para que forme la proteína perteneciente a la bacteria causante de una enfermedad.

Vacunas de ADN. Consiste en la extracción y modificación del DNA desde un microorganismo e inocularlo en forma “desnuda” para que las células del hospedero expresen el antígeno. Estas vacunas están siendo ensayadas en humanos para enfermedades como la malaria, la influenza y el sida.

Vacunas celulares. A diferencia de las vacunas anteriores, que son preventivas, las vacunas celulares son fundamentalmente terapéuticas, es decir, se usan como tratamiento frente a una enfermedad. Consisten en la entrega de los antígenos mediante la inyección de células obtenidas y modificadas en el laboratorio. Un ejemplo de su aplicación es en el tratamiento del cáncer de piel.

 

Tipos de vacunas

Algunas vacunas de uso actual.

Reseña histórica de la vacunación

El primer procedimiento de vacunación fue realizado en el año 1798, por el médico inglés Edward Jenner, contra la viruela. Jenner observó que las mujeres que ordeñaban vacas podían contraer la viruela bovina, pero no la humana. Es así como inoculó a un niño sano con una muestra de una pústula de viruela bovina. Luego, intencionalmente, infectó al niño con viruela humana, quien no desarrolló la enfermedad. En 1885, Louis Pasteur bautizó esta técnica como vacunación y la aplicó a otras enfermedades, como, por ejemplo, la rabia.