Lipoproteínas Plasmáticas

La mayoría de los lípidos, como el colesterol y los triglicéridos (grasas neutras), son moléculas muy apolares y, por consiguiente, muy hidrófobas. Para ser transportadas en el plasma acuoso estas moléculas primero deben disolverse. Se transforman en hidrosolubles combinándose con proteínas sintetizadas en el hígado y en el intestino. Las combinaciones así formadas reciben el nombre de lipoproteínas, las cuales varían en tamaño, peso y densidad. Existen varios tipos de lipoproteínas, cada una de las cuales tiene funciones diferentes, pero fundamentalmente todas son vehículos de transporte. Constituyen un sistema de distribución y captación de forma que los diferentes tipos de lípidos pueden estar disponibles para las células que los necesiten o ser eliminados de la circulación si no son necesarios. Por ejemplo, todas las células necesitan colesterol debido a que es un elemento constituyente fundamental de las membranas plasmáticas. También es un componente clave en la síntesis de las hormonas esteroideas y de las sales biliares. Las tres clases de lipoproteínas son las lipoproteínas de baja densidad (LDL), las lipoproteínas de alta densidad (HDL) y las lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL).

Lipoproteínas
Tabla 2. Tipos de lipoproteínas y sus funciones.